De cibersensaciones y redes sociales

   El pasado viernes me llego a través de facebook un mensaje de una antigua compañera de clase, además, vecina en mi lugar de trabajo, conocida de toda la vida con la que compartimos tardes de infancia a diario… como no acabo de confiar en eso de que cualquiera en cualquier parte del mundo pueda encontrarte a través de tu nombre, utilizo el nombre con el que la mayoría de mis allegados me conocen … bueno, de cualquier manera, tome esta decisión que me pareció más… …esto, a los promotores de una futura quedada de alumnos de clase les ha ralentizado su búsqueda, tanto en mi como en otros compañeros de los que aun no se han encontrado noticias por la red… ¿Será posible que aun haya quien no ande por alguna de las redes sociales?... Yo, se a ciencia cierta que sí, y muchos; a mi me pasa en casa con mi pareja y con otros amigos que no quieren saber del pc mas allá de motivos laborales, sabia decisión, incluso algunos ni saben ni quieren saber, y otros les da igual… solo tienen pereza de sentarse ante el pc… Yo, personalmente creo que me muevo un poco entre todos ellos, no me considero un esclavo de la red, pero vamos, a la vista está que si invierto tiempo en ella, como en otro montón de cosas que me atraen incluso más que sentarme aquí delante. En cualquier modo, ando el fin de semana recibiendo y enviando solicitudes de amistad a gente que ya casi habían desaparecido de mi azotea, enviando mensajes y recibiéndolos de gente que me acompañó durante años de juegos, inocencia, risas, picardías… primeras experiencias en casi todo… aromas que me envolvían en esas épocas, colores, palabras… voces, sonidos… los susurros en los exámenes, bolitas de papel enrolladas con secretos de estado en su interior… cuartos de baño con azulejos y colores propensos a aparecer en películas cargadas de decadencia… mis primeras zapatillas de deporte y esos antiguos pupitres para dos, que aun, en mis primeros años portaban huecos para el tintero… pantalones cortos de época, botas de agua… los calcos de Doña Lidon, los capones de doña Margarita y Don Enrique, de quienes a pesar de ellos guardo un grato recuerdo… es que sentaban bien hasta los capones que descargaban contra algunos de nosotros, y eso que no creo en la violencia para con la educación, pero, vistos desde aquí y ahora, tenían un aire diferente… dichas y desdichas entre gente que aparecen en mi cabeza casi casi como personajes de ensueño, de fantasía, de imágenes que pese a mis lagunas han permanecido en uno de esos rincones que de vez en cuando cobran luz y descubro de nuevo… mi pasado… un mundo de pensamientos cargados de nostalgia y felices sensaciones, que por estas fechas me invita a ir descubriendo que fue de quien apenas intercambié palabras durante esos pasados años y viendo como transcurrió la vida en aquellos que a diario se compartió el mundo, y después, por circunstancias, las vidas alejaron… Por supuesto, siguen estando ahí algunos de ellos con los que se va manteniendo un contacto más o menos estable y forman parte del entorno de uno. Con ellos, los pensamientos van de un sitio a otro, encontrando fotos donde aparece uno mismo de hace 25 años… curiosamente hace un par de días escribí sobre el concepto de ser feliz, y, va muy relacionado a esa época, donde las responsabilidades no iban más allá de pasar de curso o vigilar si asomaban ya los primeros pelos de una ficticia barba… y estas repentinas apariciones hacen junto a otras situaciones mantener un estado de emoción y alegría junto a mi estos días, ampliando mi visión de lo que son las presentes redes sociales.