...idas y venidas en cada uno de mis dias... trocitos de sensaciones que han topado conmigo y, de algun modo, han dejado alguna huella importante en mi... nada personal con nadie, solo un puñado de ideas y opiniones, dejadas en este saco de retales...

martes, 15 de febrero de 2011

Hubo un tiempo...



   …en el que yo también derramaba vida por los cuatro costados, un tiempo donde era invencible al paso de este, donde no había montaña lo suficientemente grande que no me atreviese a subir… y a bajar… y a subir de nuevo… sin parar… hubo un tiempo donde mi voz era tan dulce y suave que apetecía perderse en ella y dejarse llevar por el sendero que marcaban mis errados vocablos hasta llegar a las más sinceras de las sonrisas… hubo un tiempo donde mis ojos eran desbordados por el brillo de la vida que mi cuerpo no era capaz de contener por que no cesaba en su crecer y mi intento de dominio… un tiempo, donde mi piel era adictiva a cualquiera de las manos que estuviesen dispuestas a rozarla… por el susurro de su tacto, el suave de su hacer… su caricia portante de cariño… su miel… Ese tiempo en el que nada parecía llegar, en el que las cosas tan solo pasaban y me enseñaban… me aprendían… me esculpían y cantaban las tablas que debía aprender para sortear los eslabones de la cadena que me mantenía y me mantiene aun hoy en día a la vida… Un tiempo donde la vista llegaba donde mis ojos quisiesen ver y mi imaginación les dejase, donde mis pies pensaban no había camino que acallase su impulso… su tranco… su arranque… mi fuerza… que me dejaba sentirla en mi interior y disfrutarla como cómplice disfruta del roce de la confianza, del amor que sale por que sí, del que pare la vida en nuestro interior para sacarnos ese don que nadie sabe de donde viene y nos empuja en tan agradable modo por los rincones que nuestro placer nos marca… Hubo un tiempo en el que renacía cada día por que la vida me lo permitía… me lo rogaba… me lo regalaba como me regala hoy la madurez que calzo y me viste a la vez… Un tiempo que hizo de mí lo que soy y sin querer ha marcado en cada poro de mi arrugada piel su paso, con sus penas y alegrías, sus sonrisas y sus lagrimas... mis amigos y… no tan amigos… que ya la vida misma me ha enseñado que no hay sentido en este mundo para esa extraña palabra… enemigo… que queda lejos cuando llega a este punto donde todo lo que guarda es sabiduría, donde uno se alimenta de lo único que sin darse cuenta guardó… madurez… cordura… entendimiento… juicio y prudencia… que esta misma hace encuentre las razones que movieron a los que andaban en otras direcciones tan cuerdas como las mías, y por que no, me hace llegar a la cuenta en que tan equivocado estuve tantas veces… así, me pinté de lo bueno y de lo malo que me acusó… y de todo ello me he hecho hasta llegar a lo que me hace hoy en día, un inmenso cajón de reflexión donde nada de lo que hay ya puedo sacar para cambiar por lo que debiera haber sido, pero sí, darme cuenta cuanto ha llegado la vida a enseñarme y sigue en su testarudez de seguir en ello y seguir dejándome disfrutar de sus caricias, que ya las menos, pero no por eso menos queridas, y así, sigo reflexionando, y reflexionando me dejo al abrazo de la vida que ya, de tanto tiempo juntos, me ha dejado conocerla y entenderla, y así, tras este montón de años que han resbalado bajo mi sombra, consigo disfrutarla… viviéndola por tenerla toda dentro.


   Acompañé al medico a mi abuela hace un par de días para la rutinaria revisión que necesitan sus 95 años, y entre sus charlas anecdóticas me hizo ver cuanta sabiduría hace recoger la vida sin apenas darnos cuenta y como hay que reinventarse cada día para empezar de nuevo cada etapa en cuanto abrimos los ojos y ya tenemos el día puesto en los pies, para no dejarnos vencer por el tiempo y la vejez, que no es más que un extremo de la veteranía al que la vida nos lleva, y a su modo, día a día antes de llegar a ella nos enseña a vivirla con la calma que requiere y el sabor con el que queramos recibirla.





9 comentarios:

María dijo...

Kata, me alegro mucho que tengas aún abuela, y con esa edad, a mí se me murieron pronto y no he podido disfrutar de ellas como me hubiera gustado, pero es increíble la sabiduría que pueden a llegar tener las personas mayores.

Un beso.

Maritza dijo...

Querida Kata, es inevitable hacer revisión de nuestras propias vidas con tu texto lindísimo... A veces la sabiduría, el talento y el carácter nos han faltado para vivir esta vida como debiéramos, que ya es bastante dura para desaprovecharla.
Tus letras llegaron en un momento especial.

Besos y un abrazo grande.

Maritza dijo...

Ah! Y felicito que tengas viva a una mujer tan linda por dentro y por fuera seguramente.
Bésala y aprovéchala mucho.

:)

Kata dijo...

Hola María!, muchas gracias por cmpartir mi alegría tambien, como dices es increible la sabiduría que albergan, y es lo que los hace tan especiales.. quizas que ya poco queda que los asuste, y eso los hace mucho más fuerte que muchos de nosotros...


Un beso!


Maritza, gracias también por la felicitación... quizás esas veces que cittas, nos hacen apreciar con el tiempo que si conseguimos aprender algo, aun sin darnos cuenta...


Un beso!!!

Silvia García dijo...

Querida Kata
Hermosísimo escrito contando con la dicha de tener a tu abuela, yo no conocí a ninguno, esa es una herida vigente, que guardo y sabré aquilatar como parte de mi vida ya madura en la cual trato siempre que sea reflexiva, bien vivida.
Tengo 61 y me gustaria llegar a los noventa diciendo "vale la pena haber vivido"
Te mando un abrazo enorme
Silvia

Océano Mar dijo...

Echo de menos a mi abuelo, y a los que no pude conocer, pero sobre todo a mi abuelo Manolo, se que era un hombre bueno que trabajó mucho, me llamaba Venenillo y Mariquilla Terremoto (sonrisa)... pero sólo me duró 6 años.

A pesar de todo nunca he olvidado su rostro, ni su boina, ni esa sonrisa de abuelo que en ningún otro rostro puede verse.

Es un lujo que puedas disfrutar de la tuya, que aún la tengas cerca y puedas escucharla porque nadie como ellos saben lo que de verdad es "una vida vivida", hay que llegar a sus años para entender para saber lo que de verdad uno se lleva al otro lado, sin lágrimas ni tragedias, con la tranquila sonrisa del que ya pasó por todo, o al menos, por lo suficiente.

Del que pudo tener muchas cosas y sin embargo... Se quedó con lo mejor.

Si me dijeran que puedo volver a los 20 me negaría en rotundo, si quieres me pones el cuerpo de los 35, pero la cabeza me la dejas ya con todo lo que contiene, por favor, lo malo también... Que su trabajo me costó aprenderlo y ahora son tesoros...

Así me gustaría llegar a viejita si llego... Sabia y con un nieto como tú :))

Mil abrazos Kata,

Mar!

Kata dijo...

Hola Silvia, así es, es una suerte haber podido conocer a mis cuatro abuelos, cada cual a su tiempo, y seguir disfrutando y aprendiendo de la que sigue compartiendose con nosotros...

Seguro vale la pena haber vivido!!


Un fuerte abrazo!!


Mar, así es, diría que la relación abuelo-nieto siempre acompaña esa sensación especial, donde los abuelos pierden la responsabilidad de ser padres siéndolos a su modo y los nietos sabemos disfrutar y aprovechar esta sensación, como los afortunados que somos de poder aprender de ellos.

Uy... volver a los 20... manteniendo lo que aprendí, que ni mucho ni poco, pero aprendido está... que tentación!


Diría seguro llegas a viejita, que todos los Venenillos y las Mariquillas Terremotos lo hacen!!!

...Y... un nieto como yo... bueno... pero si la visita de domingo va acompañada de 5 duros!! :p!!!



Mil abrazos siempre Mar!!!!!

impersonem dijo...

Tu texto es magnífico, didáctico, sabio de experiencia, lúcido de inteligencia... me gustó, es sabido que "la experiencia hace maestros"... y la sabiduría de nuestros mayores se nutre de sus vivencias, de sus experiencias, a veces nos molestan sus advertencias sobre los peligros que vamos a encontrar en el camino que vamos a hacer y que ellos ya hicieron, craso error por nuestra parte, pues tales advertencias están llenas de sabiduría y buenas intenciones...

Abrazo.

Kata dijo...

Muchas gracias por todas tus palabras Inpersonem :) Así es, la experiencia hace maestros, y el tiempo a todos nos hace aprender, y al final, es lo único que nos llevamos, lo que aprendemos y nos hace sentir en uno u otro modo... ...Puede ese craso error que nos acompaña las más de las veces nos viene por la inexperiencia que aun calzamos...


Un abrazo!!!

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