...al racional, al que piensa y decide, al que descubre, se implica, al que se deja llevar, al que intenta avanzar en el día a día.. al que se estanca tras sus ideales, al que le gusta reír, llorar... al que comparte, al que guarda, rechaza, recuerda y olvida, al que ve lo que le interesa, lo que le enseñan, lo que tiene delante, detrás, lo que no tiene, lo que no quiere, lo que le aterra... al que no quiere ver.. al que no quiere que le vean... al que ama sobre todas las cosas, al que ama odiando y al que odia amando... al que respira y al que no quiere respirar, al que no quiere que respiren los demás... al que se quiere y al que no, al que se pierde y al que se encuentra, al que pierden y encuentran, al que llega y al que se va, el perdido y el encontrado... a todo el que se sienta marinero en este barco... nos hundimos... y el barco se va a pique... hundiéndose en sus odios, envidias y rencores... arrastrado por la fuerza de los trapos llamados banderas, de las ideas empujadas por las religiones, por las políticas, políticos y uniformes... nos arrastra la misma fuerza que nosotros hemos creado... la mano de los dioses de libro, la mano de los que quieren ahogarnos por no obedecer, no nos deja movernos, no nos deja girar el timón e intentar, cuanto menos, hacer toda la fuerza posible para salir de esta tormenta que estamos pasando, de esta tormenta, que a nuestro pesar, hemos creado... ... abre los ojos y siente, querido ser humano...
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